Campus Tominaga Nakamoto

Un día, dos ecos: la promesa de inclusión y el legado sanador de América Latina

Escrito por Julio Garcia | Dec 3, 2025 7:28:25 PM

Hoy, 3 de diciembre, el calendario resuena con una doble y profunda significancia. No es solo una fecha; es una encrucijada que nos invita a la reflexión y al reconocimiento de dos pilares esenciales para el progreso social y humano: el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y el Día de la Medicina Latinoamericana. Ambos nos desafían a mirar más allá de lo evidente y a construir futuros más justos e inclusivos.

El llamado global a la inclusión: repensando la discapacidad

Desde 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó este día para fomentar la conciencia y movilizar esfuerzos internacionales en pro de la dignidad, los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad. En estos años, el paradigma ha evolucionado significativamente: se ha dejado atrás el antiguo “modelo médico” para dar paso al vital y transformador “modelo social” que inspira la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), colocando a la inclusión y la equidad en el centro del desarrollo humano.

La discapacidad: una condición del entorno, no de la persona

El punto crucial de la CDPD reside en su revolucionario cambio de paradigma: la discapacidad deja de ser un atributo fijo de la persona y se comprende como el resultado de la interacción entre las condiciones de salud individuales y las barreras que presenta un entorno físico, social y actitudinal. Hoy, más de 1,300 millones de personas en el mundo conviven con algún grado significativo de discapacidad (según la OMS), lo que coloca en manos de toda la sociedad la responsabilidad ética y colectiva de transformar y derribar esas barreras.

Más allá de la rampa: la accesibilidad es un derecho fundamental que habilita el ejercicio pleno de otros derechos humanos. No se reduce únicamente a la infraestructura física —como rampas y ascensores—, sino que abarca dimensiones sensoriales, cognitivas y comunicacionales, promoviendo un entorno educativo e institucional verdaderamente inclusivo. Esto implica la implementación de lenguaje claro, señalización accesible, ambientes previsibles y el uso de tecnologías de apoyo que faciliten la participación de todas las personas.

Discapacidades invisibles: reconocer y atender aquellas discapacidades que no son evidentes —como las dificultades cognitivas, los trastornos del neurodesarrollo o los desafíos en la salud mental— constituye una responsabilidad ética y social. Estas condiciones, muchas veces poco comprendidas, pueden generar formas sutiles pero profundas de exclusión si no se abordan con sensibilidad, conocimiento y compromiso institucional.

El tema propuesto por la ONU para 2025, “Fomentar sociedades inclusivas para impulsar el progreso social”, nos recuerda que la plena participación de las personas con discapacidad no es una concesión, sino una condición indispensable para el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad de todas las comunidades.

El legado imperecedero de la Medicina Latinoamericana

El 3 de diciembre constituye también un tributo a la pasión, el rigor y la visión científica de quienes, a través de la medicina latinoamericana, han transformado la salud pública y brindado esperanza a millones de personas en nuestro continente y el mundo. Esta fecha fue elegida en honor al natalicio del destacado médico y microbiólogo cubano, Dr. Carlos Juan Finlay y Barres (1833-1915), cuya labor visionaria dejó una huella perdurable en la historia científica regional.

El héroe olvidado de la fiebre amarilla

El aporte de Finlay es uno de los hitos más relevantes de la medicina tropical:

  • El gran descubrimiento: en 1881, Finlay presentó su trascendental trabajo postulando que el modo de transmisión de la devastadora Fiebre Amarilla era a través de un vector: el mosquito Aedes aegypti.
  • Reconocimiento tardío, impacto mundial: la teoría de Finlay fue finalmente validada. Este descubrimiento fue clave, por ejemplo, para poder completar la construcción del Canal de Panamá, ya que permitió implementar medidas de control que redujeron drásticamente la mortalidad de los obreros.
  • Un legado actual: hoy, el conocimiento de Finlay es la base para combatir otras enfermedades transmitidas por el mismo vector, como el Dengue y el Zika.

Honrar el Día de la Medicina Latinoamericana implica reconocer el invaluable aporte de toda la comunidad profesional de la salud en nuestra región: desde quienes impulsan la investigación hasta los equipos interdisciplinarios que, con ética y vocación, sostienen el compromiso con la salud pública y una atención primaria integral.

Un mismo propósito: la dignidad humana y el compromiso educativo

Ambas conmemoraciones, aunque distintas en su enfoque, convergen en un principio inquebrantable: la defensa irrestricta de la dignidad y los derechos humanos. El avance social demanda tanto la mente analítica y creativa de la ciencia como el compromiso colectivo para derribar barreras.

Por ello, en esta fecha de profundo significado, la Universidad Tominaga Nakamoto reafirma su responsabilidad de rendir homenaje a todas las personas que viven con discapacidad, resaltando su invaluable aportación y la urgencia de garantizar su plena inclusión. Asimismo, reconocemos la labor de los profesionales de la salud, en especial a nuestra comunidad universitaria: estudiantes que se forman con rigor y vocación, y docentes que, además de impartir saberes fundamentales, contribuyen día a día al fortalecimiento del sector salud. Desde nuestra casa de estudios, renovamos el compromiso de ser un pilar educativo y social, formando profesionales íntegros y conscientes, preparados para impulsar la equidad, la accesibilidad y el bienestar integral de la sociedad.