Serie - La Revolución Mexicana- Parte 1
La Medicina Mexicana en la víspera de la Revolución Mexicana: un Balance de la Ciencia y la Práctica en 1910
Este artículo nos lleva a explorar cómo era el ambiente médico y científico en México alrededor de 1910, un año muy importante que marca el inicio de la Revolución. Nos invita a conocer la importancia de las escuelas mexicanas de medicina clínica y cirugía, que fueron fundamentales en la tradición médica del país durante el siglo XIX. También resaltamos cómo la comunidad médica mexicana adoptó rápidamente avances en diagnóstico, tratamiento y tecnología provenientes de Europa, lo que evidencia su entusiasmo y su deseo de progreso. Se destaca el papel crucial de figuras como José Terrés, Manuel Toussaint y Aureliano Urrutia, así como la creación de instituciones de investigación que marcaron un antes y un después, como el Instituto Médico Nacional, el Instituto Patológico Nacional y el Instituto Bacteriológico Nacional. En conjunto, el texto nos muestra que 1910 fue un momento de gran vitalidad y modernización en la medicina mexicana, justo antes de una profunda transformación social y política.
Celebrando un logro importante en el equilibrio y la renovación
El año de 1910 en México se vio como un momento de alegría y reflexión. Mientras nos preparábamos para celebrar el centenario del inicio de la Guerra de Independencia, todos en los círculos profesionales y gubernamentales compartían un "sano optimismo". Sentíamos que era la culminación de décadas de esfuerzo por construir una nación moderna, y en el campo de la medicina, este entusiasmo se reflejaba en la realización de proyectos muy esperados: una red de hospitales modernos, institutos de investigación de vanguardia y una enseñanza médica más actualizada. Pensábamos que era un hito que representaba un "balance y continuidad de esfuerzos", un momento para valorar lo alcanzado y planear el futuro. Pero la historia nos mostró que, en realidad, no fue solo un punto de llegada, sino el comienzo de un periodo turbulento que cambiaría por completo la historia del país.
Este artículo resalta cómo la medicina mexicana en 1910 fue una hermosa combinación de una sólida tradición nacional, que se había fortalecido durante todo el siglo XIX, con una renovada energía impulsada por la rápida y crítica adopción de la ciencia y la tecnología europeas. Lejos de ser solo un receptor pasivo, el cuerpo médico mexicano participaba con entusiasmo en el intercambio global, adaptando esas ideas a las necesidades y problemáticas locales específicas del país.
Para apoyar esta idea, en este análisis repasaremos tres puntos importantes. En primer lugar, exploraremos cómo se consolidaron las escuelas de pensamiento clínico y quirúrgico que le dieron identidad a la práctica médica en nuestro país. Luego, revisaremos el estado del conocimiento médico y los avances en cirugía y tecnología, que revolucionaron tanto el diagnóstico como el tratamiento. Por último, disfrutaremos viendo cómo la institucionalización de la investigación científica, a través de grandes institutos nacionales, sentó las bases para el crecimiento de las ciencias biomédicas en el siglo XX.
La consolidación de la rica tradición médico-quirúrgica mexicana
Contar con escuelas de pensamiento médico consolidadas fue un factor clave para el crecimiento de la medicina en México. Estas no solo ofrecieron una base sólida y una identidad propia a la práctica nacional, sino que también facilitaron un diálogo abierto y respetuoso con las corrientes internacionales. Para 1910, México había desarrollado dos tradiciones fundamentales que respaldaban su práctica médica.
La Escuela Mexicana de Medicina Clínica
Fundada por Manuel Carpio y Miguel Jiménez, esta escuela es el resultado de más de setenta años de un enriquecedor diálogo con la clínica europea, especialmente la francesa. Para comienzos del siglo XX, esta tradición había formado a varias generaciones de médicos de gran prestigio, quienes lograron combinar la observación cuidadosa con los nuevos conocimientos fisiopatológicos y bacteriológicos.
La Escuela Mexicana de Cirugía
De manera similar, la cirugía mexicana mostró un gran avance, consolidándose gracias a las aportaciones de destacados creadores como Miguel Muñoz, Francisco Montes de Oca y, especialmente, Rafael Lavista. Estos pioneros sentaron las bases para una práctica quirúrgica que, para 1910, estaba a la altura de los centros europeos en valentía y técnica, especialmente con la introducción de la anestesia y la asepsia.
El puente que conecta la tradición del siglo XIX con las prácticas modernas de 1910 fue trazado por una generación de médicos verdaderamente excepcionales. Entre ellos, se encontraban tanto maestros ya establecidos como figuras emergentes, quienes liderarían el camino en la medicina en los años venideros.
- Maestros destacados: Rafael Lavista, Manuel Carmona y Valle, Eduardo Liceaga y Manuel Toussaint, quienes compartieron con pasión el legado de las escuelas fundacionales.
- Generación emergente: un grupo de médicos muy reconocidos por su gran habilidad y su entusiasmo por las nuevas ciencias, entre los que se encontraban José Terrés, Ángel Gaviño, Aureliano Urrutia, Germán Díaz Lombardo, Fernando Ocaranza y Genaro Escalona.
Gracias a esta sólida base formativa, los médicos mexicanos pudieron enfrentar con confianza las enfermedades complejas que afectaban a su población, utilizando tanto conocimientos teóricos como prácticos y adaptándolos cuidadosamente a la realidad sanitaria de su país.
El saber clínico: enfrentando las enfermedades nacionales con una perspectiva global y ciencia actualizada
La práctica clínica en México estaba en constante crecimiento, pasando de un enfoque más tradicional de observación y semiología a un modelo innovador. Este nuevo enfoque integraba de manera sistemática los descubrimientos en bacteriología, fisiopatología y farmacología moderna, enriqueciendo así el campo de la medicina. La obra de José Terrés representa un hermoso ejemplo de modernización; su Manual de patología interna recoge el conocimiento de su tiempo, al estilo del famoso texto de William Osler, mientras que sus investigaciones sobre propedéutica contribuyeron a organizar el diagnóstico para una nueva generación de estudiantes. Este innovador enfoque tuvo un gran éxito al estudiar y tratar las enfermedades más comunes del país.
Paludismo y abscesos hepáticos
El análisis de José Terrés sobre el paludismo fue muy completo. No solo investigó cómo se extendía en México, sino que también propuso esquemas claros para administrar quinina y exploró el valor de las neuralgias en el pronóstico. En el caso de los abscesos hepáticos, Terrés identificó signos clínicos importantes, como la importancia de la ictericia en los abscesos centrales y la descripción de signos percutorios, como el conocido "triángulo paravertebral”. Este hallazgo se estudiaba junto con otros signos similares de esa época. Todo ese conocimiento clínico se enriquecía con los nuevos métodos que se empleaban en los gabinetes, incluidos datos radiológicos como la famosa imagen diafragmática "en sombrero de charro".
Tuberculosis
El enfoque para abordar la tuberculosis fue muy completo y colaborativo, combinando la atención clínica, la investigación en laboratorio y las acciones de salud pública. Los avances más importantes los podemos resumir en estos puntos:
- Diagnóstico y clínica: se reconoció que distintos órganos podían verse afectados y se manifestó un gran interés en la tuberculosis bovina como posible fuente de contagio a través de la leche.
- Tratamientos experimentales: desde la década de 1880, Eduardo Liceaga fue pionero en el uso de la tuberculina, siguiendo las recomendaciones directas de Koch. Aunque más tarde se descartó su utilidad terapéutica, se experimentó con otros compuestos como el ácido fénico, la creosota, el cacodilato de sosa y la emetina. Es interesante destacar el tratamiento experimental de Vergara Lope, que empleaba "baños de aire enrarecido", un método basado en la sensibilidad del bacilo al oxígeno.
- Enfoque Quirúrgico: Ángel Gaviño desarrolló un tratamiento para la tuberculosis laríngea que consiste en raspar las mucosas afectadas bajo intubación, seguido de su limpieza con peróxido de hidrógeno y creosota.
- Prevención e Higiene: Liceaga afirmó que la enfermedad era "evitable", lo que motivó la adopción de medidas como el aislamiento, el manejo cuidadoso de las expectoraciones y la planificación de un sanatorio especializado. Aunque este último no se construyó, se creó un pabellón específico en el hospital, lo que garantiza una atención más especializada y cercana.
Tifo
La investigación sobre el "tifo mexicano" fue una prioridad, ya que se manifestaba con frecuencia en forma de graves epidemias. Los médicos trabajaron con entusiasmo para distinguirlo clínicamente del tifo europeo, observando su periodo de incubación más prolongado, su presentación más sutil y sus características, como las manchas rosadas. Los experimentos de Ángel Gaviño, quien logró inducir fiebre en monos mediante la inyección de sangre de enfermos, guiaron las investigaciones hacia la transmisión por vía sanguínea. Este camino llevó a la importante observación de Howard Taylor Ricketts, quien en 1910, justo antes de fallecer de tifo en el Hospital General, identificó por primera vez los microorganismos responsables, que hoy llevan su nombre: "las rickettsias".
Sífilis
La comunidad médica mexicana acogió con gran entusiasmo y rapidez los descubrimientos europeos sobre la sífilis, incorporándolos casi de inmediato.
- 1905: se identifica el Treponema pallidum por Shaudin en Europa.
- 1907: en México, se demuestra la eficacia de la tinción con violeta de dalia (método de Berger) en el Instituto Patológico y se empieza a utilizar atoxil como tratamiento.
- 1910: se realiza en el país la primera reacción de Wassermann para el diagnóstico serológico y el cirujano Fernando López lleva a cabo, en el Hospital General, la primera aplicación del salvarsán, el famoso "preparado 606" de Paul Ehrlich.
Estos avances en la comprensión y el tratamiento de las enfermedades infecciosas fueron el resultado de un increíble respaldo tecnológico en constante crecimiento y de un entorno quirúrgico plenamente transformado, que permitieron seguir mejorando y avanzando en este campo tan importante.
...Continuará en la siguiente publicación...
