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México, desde épocas ancestrales, ha basado su identidad culinaria en una trinidad de ingredientes milenarios: el maíz, el chile y el frijol. Estos elementos esenciales siguen siendo protagonistas en la mesa de las familias mexicanas, presentes en una variedad infinita de preparaciones —desde salsas, tortillas, tlacoyos, tacos dorados, tamales y gorditas, hasta creaciones que hoy enaltecen la gastronomía nacional en restaurantes reconocidos internacionalmente—. Su permanencia y versatilidad no solo reflejan la riqueza de nuestras tradiciones, sino también la capacidad de innovación que distingue a la cocina mexicana, posicionándola como referente de identidad y modernidad a nivel global.
Recientemente, México acaparó la atención internacional en los premios “The Best Chefs Awards 2025”, donde el chef Jorge Vallejo fue reconocido con el máximo galardón de los tres cuchillos. Este honor celebra no solo su sobresaliente trayectoria, sino también su dedicación y profundo compromiso con la preservación y proyección de la cocina mexicana, destacando la riqueza de sus raíces culinarias y su impacto actual en el escenario global.
El chef Jorge Vallejo, propietario del restaurante de cocina mexicana contemporánea Quintonil, obtuvo en 2024 dos estrellas Michelin, un reconocimiento que hasta el año pasado se mantenía ausente en la guía Michelin para México. Este histórico logro responde a la profunda impresión que causaron en los inspectores la riqueza y autenticidad de los sabores nacionales: Gwendal Poullennec, director internacional de Michelin, subrayó cómo los platillos mexicanos destacados mantienen un vínculo milenario con la cultura y la historia culinaria del país. Desde moles ancestrales, bebidas espirituosas y fermentadas, hasta propuestas innovadoras y comida callejera, cada creación encuentra su impulso en esa emblemática trinidad de ingredientes fundamentales, reflejando el vínculo inquebrantable entre tradición, identidad y creatividad mexicana.
La incorporación de la guía Michelin en México representa un hito trascendental para el sector gastronómico nacional. Tras el reconocimiento de la cocina mexicana como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2010, nuestro país ha consolidado su prestigio como destino de vanguardia, atrayendo a visitantes internacionales ávidos de experiencias culinarias excepcionales, y posicionando la innovación y autenticidad de sus sabores en la mira mundial.
Esto ha enriquecido a regiones como la Ciudad de México, que hoy presume una explosión de sabores contemporáneos; Oaxaca, reconocida mundialmente por la profundidad y diversidad de sus moles; Querétaro, donde cada platillo es testimonio de siglos de historia; e Hidalgo, cuyo legado magueyero representa una cultura vibrante en constante evolución. Así, la gastronomía mexicana demuestra que su riqueza cultural y la creatividad de sus sabores no encuentran fronteras, expandiéndose sin límites e inspirando al mundo.
Chefs de talla internacional como René Redzepi, Gordon Ramsay y Anthony Bourdain han posado su mirada en México, y algunos incluso se han involucrado activamente en la exploración de moles, destilados y en la ciencia detrás de la nixtamalización del maíz. Todos ellos han regresado a sus países con un profundo respeto por la riqueza culinaria de México, comprendiendo que la cocina mexicana es una fusión de misticismo, ciencia, dedicación, pasión, tradición, cultura y una historia gastronómica excepcional. Por ello, no resulta sorprendente que los reconocimientos internacionales hayan llegado el año pasado, reafirmando el impacto global de nuestra gastronomía.
Cabe enfatizar que, con o sin estrellas, México ha mantenido una presencia sobresaliente en los escenarios gastronómicos internacionales. Certámenes reconocidos como “The World’s 50 Best Restaurants” o “50 World’s Best Bars” han celebrado a distinguidas personalidades que, con talento y dedicación, han proyectado lo mejor de nuestra cultura culinaria a nivel global. Hoy, la cocina mexicana se consolida como un referente capaz de romper barreras y expandirse hacia nuevos horizontes, siendo una de las favoritas en diversas latitudes.
La influencia de nuestro país se refleja incluso en cocinas orientales, donde los chefs incorporan chiles mexicanos en sus creaciones, o en el auge de bebidas tradicionales nacionales que han revolucionado mercados lejanos, como el surcoreano, abriendo así nuevas oportunidades para la expansión de productos mexicanos. Los sabores de nuestra tierra son objeto de estudio en prestigiosas universidades fuera de México, y en instituciones nacionales se promueve activamente la enseñanza del valor y la preservación de los ingredientes autóctonos.
No es extraño que visitantes internacionales viajen a nuestro país atraídos por la experiencia de probar insectos como chapulines, escamoles, hormigas chicatanas o xamues, así como degustar los chiles más intensos y emblemáticos de nuestras regiones. Mientras algunos extranjeros buscan el lujo en restaurantes de alta cocina, muchos otros prefieren sumergirse en la autenticidad de los mercados tradicionales, a sabiendas de que allí reside la expresión más genuina y honesta de la gastronomía mexicana. Esta demanda ha incentivado una modernización en los mercados, introduciendo servicios digitales y adaptándose a las nuevas expectativas del público.
Nuestra cocina, ya sea presentada de manera refinada y elegante, modesta y auténtica, picante o dulce, representa para los mexicanos un símbolo de identidad, tradición y creatividad, fruto del mestizaje y la innovación constante. Su versatilidad y riqueza de combinaciones no solo fascinan a quienes la prueban, sino que aseguran su presencia y reconocimiento en escenarios internacionales, consolidándola como un verdadero emblema cultural en continua evolución.
El próximo 16 de noviembre de 2025, en el Día de la Gastronomía Mexicana, la Universidad Tominaga Nakamoto honra y celebra con orgullo esta fecha, reconociendo la trascendencia de una tradición culinaria que ha sido pilar de nuestra identidad nacional y un legado invaluable para el mundo.
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