Medicina
Tominaga Nakamoto
Enfermería
En México, según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA, de la Secretaría de Salud, 270 mil personas viven con VIH, de las cuales aproximadamente 70% conoce su diagnóstico y 60% se encuentra con tratamiento para la infección.
En este mes de diciembre, en la Universidad Tominaga Nakamoto damos inicio a una serie de lanzamientos en nuestro blog para resaltar fechas clave que promueven la conciencia social y el compromiso con causas relevantes, como el Día Mundial del Sida. Esta jornada representa una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la prevención, el acceso a información verídica y el acompañamiento integral a quienes viven con esta condición, reafirmando nuestro compromiso institucional con la salud y el respeto a los derechos humanos.
El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un agente infeccioso que compromete el sistema inmunológico. Si no se detecta y trata oportunamente, puede evolucionar hasta desarrollar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), una condición que pone en riesgo la salud y la calidad de vida de quienes la padecen.
El VIH ataca el sistema inmunitario del cuerpo
Cuando una persona contrae el VIH, el virus afecta y debilita progresivamente las células encargadas de la defensa inmunológica, lo que provoca un estado de inmunodeficiencia. En este escenario, el sistema inmune pierde su capacidad de proteger eficazmente al organismo y lo expone a diversas infecciones oportunistas. La etapa más avanzada de la infección por VIH es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), que puede tardar varios años en manifestarse si la persona no recibe tratamiento, impactando significativamente su salud y calidad de vida.
Las personas que viven con SIDA presentan un riesgo significativamente mayor de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el sarcoma de Kaposi, el linfoma no Hodgkin de células B de alta malignidad y el cáncer de cérvix. Asimismo, pueden ser vulnerables a infecciones graves y a manifestaciones clínicas crónicas que afectan considerablemente su calidad de vida.
El VIH se transmite principalmente por el contacto con determinados líquidos corporales de una persona infectada, como la sangre, la leche materna, el semen o las secreciones vaginales. El riesgo aumenta al compartir agujas, jeringas u otros instrumentos para inyección de drogas.
Adicionalmente, el VIH puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo, el parto o el periodo de lactancia; sin embargo, esta vía es cada vez menos frecuente gracias a los avances en estrategias de prevención y tratamiento.
Es fundamental aclarar que el VIH no se transmite mediante besos, abrazos, apretones de manos ni por compartir objetos personales, agua o alimentos. Actualmente, no existe una cura definitiva para esta enfermedad; sin embargo, el acceso a atención médica especializada y la adherencia a un tratamiento antirretroviral efectivo permiten que las personas que viven con VIH lleven una vida plena, longeva y saludable, al tiempo que reducen el riesgo de transmisión a sus parejas.
Gracias al tratamiento antirretroviral (TAR), las personas con VIH pueden alcanzar una supresión del virus en su organismo, lo que impide la transmisión a sus parejas sexuales. Iniciar el tratamiento oportunamente y mantenerlo de manera constante resulta esencial para optimizar la salud y la calidad de vida de quienes viven con el VIH, y representa una de las estrategias más efectivas para prevenir la propagación del virus.
De acuerdo con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), en 2020, 37.7 millones de personas vivían con VIH en el mundo. Durante ese año, se registraron 1.5 millones de nuevas infecciones y se reportaron 680 mil fallecimientos relacionados con enfermedades asociadas al SIDA.
Esta organización fijó en junio de 2021 el objetivo de acabar con el sida en 2030. A mitad de camino del primer hito (final de 2025), los resultados dejan un sabor agridulce. Luces y sombras que se reflejan en el último informe de Onusida. "La urgencia del ahora, el sida en la encrucijada", presentado en la Conferencia Mundial del Sida (AIDS 2024), celebrada en Múnich en julio. El propio título del informe es una llamada de atención sobre la situación: la respuesta mundial al sida será un éxito o un fracaso dependiendo de las decisiones que tomen las autoridades.
En México, según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA de la Secretaría de Salud, 270 mil personas viven con VIH, de las cuales aproximadamente el 70% conoce su diagnóstico y cerca del 60% cuenta con acceso a tratamiento para la infección.
Este día se conmemora para subrayar la importancia del acceso equitativo a servicios de salud, impulsando acciones integrales en el primer nivel de atención, con énfasis en la prevención, el tratamiento oportuno y la promoción del trabajo conjunto con las comunidades para llegar a las personas más vulnerables al VIH y otras pandemias. Es fundamental fortalecer la colaboración y la educación para garantizar que los servicios lleguen a quienes más lo necesitan.
Durante esta conmemoración, también es esencial reconocer que la eliminación del estigma y la discriminación hacia las personas que viven con VIH sigue siendo un reto vigente. Es imperativo erradicar cualquier acto o manifestación que atente contra sus derechos humanos y su libertad, promoviendo una sociedad incluyente y respetuosa.
Este año, la campaña impulsada por la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y ONUSIDA tiene como lema:
“Pon fin a las desigualdades. Pon fin al SIDA. Pon fin a las pandemias”.
El Día Mundial de la Lucha contra el SIDA se conmemora cada 1° de diciembre, fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1988. Esta jornada internacional busca sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la prevención, así como fomentar el acceso a información confiable y a servicios de salud integrales.
Las principales recomendaciones para prevenir la transmisión del VIH incluyen la abstinencia, el uso correcto y constante de preservativos en cada relación sexual y evitar compartir agujas u objetos punzocortantes.
Cabe destacar que algunos síntomas tempranos del VIH pueden confundirse con los de la influenza y presentarse entre dos y cuatro semanas después de la exposición al virus, con una duración que varía de algunos días a varias semanas. Entre estos síntomas se encuentran:
- Fiebre
- Escalofríos
- Sarpullido
- Sudores nocturnos
- Dolores musculares
- Dolor de garganta
- Fatiga
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Úlceras en la boca
Aunque la mayor infectividad del VIH suele presentarse en los primeros meses posteriores a la exposición, muchas personas desconocen su condición hasta etapas avanzadas. Ante la presencia de síntomas o si se sospecha de exposición al virus, es esencial acudir a un Centro de Salud para realizarse una prueba oportuna; este examen es seguro y gratuito en todo el país.
El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA ofrece orientación, acompañamiento e información relevante sobre la prevención, el diagnóstico, la atención y el manejo de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y del virus de hepatitis C (VHC), a través de los siguientes correos electrónicos:
Cualquier persona que lo necesite, sin importar su región de residencia en el país, puede acercarse y solicitar apoyo. Actuar a tiempo marca la diferencia y abre oportunidades para una vida plena y digna.
